tinkernet

Es un disco en la media. Aunque tiene pasajes en los que late el espíritu del hardcore ochentero y otros en los que Big Black, parece asomar. Le cuesta encontrar su camino y proponer algo al nivel de lo que se espera de Shellac.

Pero, por otro lado, es el último disco de Albini y eso es algo con un carisma tan contundente como difícil de asumir.

Si solo me tuviese que quedar con uno, probablemente sería este.

No es mi preferido, pero es la única manera que se me ocurre de no perderme nada.

Battles, mejor que Battles.

Ojalá no termine donde Battles.

Dos escuchas, nuevo amor de verano. Todo lo que compone este disco es mágico. Tiene momentos que te transportan a lugares increíbles y otros que obligan a mirar una verdad de lo más incómoda.

Estoy in love.

(No le pongo 5 estrellas, por mantener algo de credibilidad y que no parezca que estoy sobrerreaccionando)

Aún no estoy preparado para revisar según que cosas, pero este disco es muchísimo peor de lo que mi yo de 14 años piensa.

Es una pena, pero tenemos que separarnos.

Tiene mucho de lo rico.

A veces siento que Bob lleva años haciendo musica solo para que yo, con el esto de la arqueologia musical, la vaya encontrando.
Este, seria una de esas puertas que todos andamos buscando.
Ese nucleo irradiador de todo lo que es y será Bob Mould.

Lo cierto es que este, es un discazo.
Se me hace raro no tener peros, pero es bastante incuestionable. El perfecto subcampeon del trono sludge de 2024

A su favor, ni está en piloto automatico, ni es aburrido, ni se hace excesivamente pesado. Inlcuso, hay momentos, en los que me parece muy inspirado. Tan solo, es otro disco de post rock y punto.

Suena a lo que tiene que sonar un disco de Mould. Eso ya es bien.
Pero, además, suena un poco más inspirado de lo que es habitual.
A veces recuerda a los mejores momentos de Sugar, otras es, sencillamente, bueno.
Muy recomendable.

Una de las mejores, y más queridas, joyas de mi colección.
A dia de hoy, le debo tanto a este disco, que yo seria otra persona de no haberme cruzado con el aquella tarde de junio, en aquella biblioteca pública, en la que decidi ponerme a ojear un libro que reunia diferentes bandas de los 90 y analizaba su trayectoria, en vez de prepararme el selectivo.
Este fue, sin duda, el primer desvio de una larguisima lista de deliciosos errores.

Cure for Pain cae en un espectro del que ultimamente me quiero separar. Es una pena que me lo ponga tan dificil. Un gran disco, bastante unico y genuino en su propuesta. Mil veces copiado, pero nunca alcanzado.

Me ha costado mucho posicionarme frente a este disco. Han habido epocas en las que me ha encantado y otras, pocas, en las que me ha espantado. El error es mio. Este es un disco bestial, descarnado y arrasador. Un compendio de todo lo que debe ser un disco de sludge. Una cima, otra, en la carrera de High on Fire y un buen salto hacia delante en su sonido.

AMALOLA

Este disco es peor que fumar. Lo segundo, lo he conseguido dejar.

Es muy complicado molar más.

Aqui nace y muere toda una cosmovisión.
Canciones potentes, vulgarmente potentes, al servicio de un discurso tan incomodo como innecesario.
En cualquier otro momento, que no fuese 1992, jamás hubiese podido ser.

A pesar de todo, uno de mis preferidos.

Follificado, debería ser competencia de la Audiencia Nacional.

Que llegados a este punto, tenga que sobre reaccionar para hacer justicia....

Cualquier cosa que diga, podrá ser utilizada en mi contra.

Llegué a esto por una entrevista a Kim Gordon y, la verdad, vaya discazo. Pura descarga punk. Su influencia, creo que es capital en el desarrollo de todo el punk de la escena de Los Angeles, aunque sea de lejos.

Nunca jamás había entrado en Pearl Jam, más allá de Ten. Jamás había conectado con su propuesta y estaba convencido de que nunca encontraría nada para mi en su discografía. Hasta que, de repente, escuché No Code.
Todo lo a medias que está, todas las ideas ahí tiradas a ver que pasa, todos los caminos truncados, todo lo que sale mal en este disco, le otorga una verdad, una sinceridad y una fragilidad tan sincera y tan real, que no puedo más que admirarlo.
Son Pearl Jam cagándola y, en ese ejercicio, conectando con ellos mismos como nunca lo habían hecho y creo, no lo volverán a hacer.

Antes de cruzarme con este disco, nunca había prestado atención a nada que sonase así.

Mi imprescindible puerta de entrada al Death Metal técnico. Nunca antes, habia disfrutado tanto con una propuesta tan extrema.

Amo este disco, sus texturas, sus recovecos, sus riffs y el lento e inexorable avance de sus melodías. Me he perdido muchas veces en sus paisajes y espero, seguir haciéndolo.

El trabajo que hacen, tanto la banda como el productor, en este álbum es notable. Renegades es solo un disco de versiones, es un disco menor, un juego y es, precisamente por esto, por lo que es tan especial. Nunca han sonado tan relajados, tan directos y tan bien engrasados como lo hacen aquí. La acumulación de experiencia, los sinsabores y el saberse disueltos le dan toda una serie de matices que convierten este disco en una obra irrepetible.
Down on the street, tocada por los RATM, es uno de los peaks de mi yo adolescente.

Lo descubrí mucho después de lo que me tocaba, aunque definió toda una era. De mi vida, también. No se me ocurre ni un solo pero para esta obra mayúscula.

Este disco es de esos que te empujan, desde sitios en los que te sientes confortable, hacia abismos imposibles. Ya solo eso, le vale la media estrella. El resto, las otras cuatro, se las ha ganado por méritos propio.

Probablemente, cuando lo vuelva a escuchar, me guste menos. O no, ya no se. Pero, en esta primera escucha, me ha parecido excelente. Es duro, como debe ser un disco interesante, pero no es punk, como se espera que sea un disco duro de estas características.
Es, para mi, la prueba de que siempre hubo un camino en medio.
Uno que, de verdad, valía la pena recorrer.

La única pega que tiene esta colección de canciones es que solo dura 8 minutos. Ahora, eso si, 8 minutos gloriosos.