Nunca jamás había entrado en Pearl Jam, más allá de Ten. Jamás había conectado con su propuesta y estaba convencido de que nunca encontraría nada para mi en su discografía. Hasta que, de repente, escuché No Code.
Todo lo a medias que está, todas las ideas ahí tiradas a ver que pasa, todos los caminos truncados, todo lo que sale mal en este disco, le otorga una verdad, una sinceridad y una fragilidad tan sincera y tan real, que no puedo más que admirarlo.
Son Pearl Jam cagándola y, en ese ejercicio, conectando con ellos mismos como nunca lo habían hecho y creo, no lo volverán a hacer.