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Insuperable, en su conjunto creo firmemente que por encima de sus dos siguientes discos (con salvedades en según qué tema, pero en su conjunto como digo, sí, superior).
Dales un registro musical cualquiera y te devuelven un huevo de Fabergé.

Escuchar a Robert Smith cantar cosas como “It’s all gone” o “I don’t belong here anymore” es fuerte, pero luego recuerdas que estás escuchando a una de las grandes British Intensas y que acaba de cumplir los 65 y le sigues el juego. También cantaba sobre tirarse de un barranco por amor hace 30 años y a nadie le parecía raro

¡Vaya descubrimiento, parece grabado sin esfuerzo!

A esta chica le salen solas las melodías, y van al grano de un modo que asusta. Lo de “Maybe” es una cosa… Se cruza tan rápido por ella que ni me llego a enterar de lo que está cantando.

Es para mi un disco redondísimo, encumbrado por esa joya de la sinceridad que es “Hemos quedado”.

Curioso que hasta este año me ha funcionado como apertura del verano, con esos sonidos que prometen algo que llega, pero este septiembre me lo cierra con menos peso de la forma y más peso de las letras que calan fuerte.

No queda más por decir

Tras años, puede que casi quince, sin escucharlo de nuevo, ayer volví a recorrerlo al completo. Y reconocí y volví a notar muchas de las sensaciones de aquellas antiguas escuchas, así que terminé contento de haber atesorado las impresiones de la adolescencia después de tanto y de todo lo vivido.

Sigo sabiéndome “Pictures of you” de memoria.

Este señor sigue dibujando melodías de una intimidad y belleza que arrebatan con sólo repeticiones de no más de cinco o seis acordes, y sin perder un ápice de dramatismo. Porque de verdad que la simpleza de estos temas no les quita intensidad, en todo caso subraya sus progresiones épicas, capa a capa.

No sé si tiene sentido hablar de depuración de técnica porque en esencia estas composiciones son esqueletos brillantes, cuesta no emocionarse con tan pocos detalles, tan pocos instrumentos…

Este EP, en mi opinión de lo mejor que ha sacado el grupo en su carrera, justifica que a Massive Attack se les debe escuchar en completo silencio

La otra mitad de los recuerdos de casi una década. Aquel verano en Madrid fue especialmente caluroso y Swim se movía entre una electrónica chiclosa, elástica y otra más enraizada en la tierra, más orgánica, que lo hizo aún más tórrido.

La importancia que el Swim de Caribou y este disco tuvieron en mi verano de hace nueve años es indescriptible, lo que me dificulta entender si, en el caso de este, el desgarro al escucharlo está o no justificado o son sólo recuerdos grabados a fuego. ¿Todo lo que enciende “Tarifa” ocurrió sólo en mi cabeza?

Tiene algunos arreglos preciosos, melodías mucho más directas de lo que parece en una primera escucha y qué bien llevadas están esas guitarras noventeras (ese post-estribillo en “circle the rain” que suena a Cocteau Twins es impresionante).

Escucho este disco con una sonrisa porque son varias las decisiones que toma Sophie en la composición y entonación que noto fresquísimas, se lo tiene que haber pasado genial grabándolo aunque el tono sea mayormente melancólico.

Me emociona este Nick Cave mesiánico por fuerza mayor tras la muerte de su hijo. Impresiona escuchar cómo un músico llega a canalizar su dolor en una obra como esta.

Eso sí, el documental que acompañó al lanzamiento del disco fue un tostón imperdonable.

Vaya gustazo reencontrarse con este disco de los suecos. Algunos temas son de brocha gordísima (“It’s so easy” o “Yeah Yeah Yeah”) pero luego hay ganchos y producciones que poco tienen que envidiar al electropop que reinaba en los 2010.

Las letras son tan insulsas… ¿acaso están hablando de algo? pero qué importa si la mitad son pistas para bailar donde no vas a llegar a escucharlas entre tanto gentío…

Delicadísimo, hasta decir basta. Un disco conducido por un piano y una voz que destruyen y desgarran, unas letras que tampoco se quedan cortas y cuyo cojunto crea una épica minimalista. Pelos de punta con cada tema, no se priva ni uno solo. En mi opinión, el gran álbum de Mike, no ha estado tan inspirado y confesional como entonces.

No inventa nada y viene a ser lo mismo que tantas otras veces: un ojo puesto en el house de antaño con esos pianos sensuales y otro en el dance del ahora y sus producciones abrasantes, pero es que levanta a cualquier muerta que se preste.

Un plus: su brevedad

Tres o cuatro perlas que destacan entre demasiado relleno, y aún así se echa de menos que Hot Chip no se haya movido más por estos terrenos en sus últimos discos (beats tribales, ambient dance) aunque Alexis asome la cabeza en uno de los mejores cortes (“Mountains”).

Joe sigue teniendo un ojo buenísimo para elegir sus vocalistas.

La portada del disco cumple con creces lo que hay en su interior.

Escuchado en un julio a 30ymás grados como el de hoy se disfruta muchísimo, esas melodías llaman a que te dé el sol directo en la cara

Hay tantos detalles en la producción que cuesta creer que pueda ganar en la fiesta que ya sería de por sí escucharlo en directo

Impresiona que funcione

Para sinestesias, la que me produce “Milk” cada vez que la escucho. Huelo la tierra a medida que me hundo.

Disfruto mucho la electrónica que se construye añadiendo lentamente capas sobre capas y ritmos sobre ritmos sobre bucles mareantes y Singularity da exactamente eso.

Además, la textura de los sonidos de su primera mitad tiene algo que me recuerda a escarbar en la tierra compulsivamente, curiosa asociación.

En “House of cards” me pasa siempre lo mismo. Dura más de cinco minutos y tiene un ritmo lento y pegajoso, pero cada vez que miro el avance del tema le quedan 15 segundos para terminarse.

Componer algo así de accesible y rupturista como “Immaterial” ocurre muy pocas veces.

Una cima en la carrera de los suecos, sacando algunos de sus mejores temas para escuchar conduciendo de noche por una carretera mal iluminada.

“I had this thing” o “Running to the sea” ponen los pelos de punta, y siguen teniendo un criterio acertadísimo para elegir a sus vocalistas.

Que la chica se propusiese sacar un álbum donde todos los temas fuesen potencialmente singles y que no sólo lo consiguiera, sino que los más flojos puedan mirar por encima del hombro a algunos que publican otros…

Este disco es impagable.

Como pasar de una sala a otra en una macrodiscoteca durante una hora, con sus momentos para darlo todo en la pista, sus medios tiempos para pedirte otra o retomar el aire tras el trallazo anterior y su cierre apoteósico antes de que enciendan las luces.

Si lo escucho tengo que hacerlo de principio a fin, las partes sueltas se sienten huerfanísimas entre sí.

El hedonismo hecho música dance

Me ha parecido un disco mucho mejor acabado de lo que temía podía salir por esos singles tan aleatorios. La escucha entera revela un sonido bastante cohesivo aunque su segunda mitad me interese poco, se me repite demasiado.

“Lorelei” funciona como un tiro.

Justo ahora no estoy preparado para tanta languidez

Esta chica no baja su listón creativo y una de las cosas que más me llama la atención sobre ella es cómo proyecta y modula la voz según el estilo vocal de cada tema. Pude verla en directo hace año y poco junto a su grupo e impresiona el rango de emociones que expresa en un susurro o un grito.

Una rabia que publicase su disco en semana santa porque “Already lost” o “Ruined” piden otoño nublado.