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4/5 stars

Nunca fui demasiado fan de Nick Cave, hay muchísimo en su propuesta que me parecen innecesarias o, incluso, llegan a molestarme. Por ejemplo, me molesta que cante. No creo que lo haga bien y no creo que lo haya hecho nunca. Además, su querencia punk dejó de justificar semejante ejercicio de tortura a partir del momento en que el que empezó a tomarse demasiado en serio a si mismo. También me molesta su gravedad impostada, esa que alcanza su cenit en Push the Sky Away y en Grinderman y, por momentos, raya la vergüenza ajena. Tampoco he conectado nunca con su característica idiosincrasia que, a mi juicio, es demasiado testerónica y me repele. Sin embargo, todo cambió con Skeleton Tree. Por primera vez, sentí que me hablaba directamente. La tragedia alumbró un disco tan único como irrepetible, en el que la fuerza que emerge del dolor lo eleva a la categoría de obra maestra. El idilio se intensificó con Ghosteen, aún más complejo, aún más intenso y aun más bonito y, a partir de ese momento, empecé a comprender algunas cosas de su obra pasada. Solo algunas, otras me siguen pareciendo una castaña.

Todo este camino, para explicar que esperaba mucho de Wild God, porque siempre hay que esperar mucho de Nick y, personalmente, no me ha decepcionado. Meterlo aquí, en el número #05 es una declaración de intenciones. No es, ni mucho menos, el mejor o ni siquiera un 6 raspado, en la obra de Cave, pero sí que es un disco excelente. Es excelente, porque se despoja de todo lo que es el mismo. Es sincero, se deshace un poco de esa emocionalidad fingida y abandona la culpa masculina sobre el sentir. Aquí, le canta, bueno por suerte solo recita, al cómo se siente de verdad. Por eso, es un disco menos oscuro y emocionalmente algo frío. Porque la sinceridad cuesta. Además, en lo musical, también se sitúa en un terreno un poco raro. No es post-punk, como lo fue durante sus primeras entregas, tampoco se construye alrededor de su halo de predicador o de cantautor punk. Es, más bien, una especie de reivindicación del Abattoir Blues/Lyre of Orpheus, pasado por una visión propia mucho más actual. Es decir, quitándole esa trascendencia casi divina que tiene el Ghosteen y haciéndolo mucho más mundano, cotidiano, sencillo. Todo lo sencillo que puede ser un disco de Nick Cave, claro. Además, hay búsqueda, una de nuevas texturas y nuevas formas de expresión que pretenden romper con el fondo de lo que fue la etapa anterior, pero no escaparse del todo. Aún sigue indagando sobre la divinidad y la esencia de las cosas, pero lo hace desde un lugar mucho más cercano.

https://www.tinkernet.es/i/149008220/wild-god-nick-cave-and-the-bad-seeds

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