De repente el chavalillo ese tan majo que conociste el verano pasado te lleva a su cuarto, desordenado y lleno de mierda, y te empieza a contar sus secretos más oscuros. Un disco crudo, desequilibrado e imperfecto pero tan honesto y auténtico que el descoloque de las primeras escuchas pronto abre paso a una auténtica devoción, a pesar de lo problemático de muchas letras.
El disco azul. Una mezcla inaudita entre actitud, letras y melodías naifs y guitarras abrasadoras. Imposible encontrar un disco tan redondo y que encapsule mejor el verano.