BRAT

by Charli xcx

Charli XCX con Brat ha logrado lo imposible: hacer un disco que suena como si lo hubieran producido en la sala de espera de un Bershka, mientras esperas tu turno para la manicura de gel. Cada canción es como una mezcla de nostalgia mal reciclada de la era MySpace y el electro más barato que podías encontrar en un compilado de EDM del 2005. ¿A quién le estás vendiendo esto, Charli? ¿A los que no superaron el trauma de ver The Simple Life o a los que creen que los pantalones de tiro bajo y las gorras Von Dutch todavía son cool?

“Von Dutch” es básicamente una playlist de YouTube con todos los comentarios desactivados porque hasta el algoritmo se dio cuenta de que es mejor que nadie opine sobre esta “obra maestra”. Y luego, claro, está el título del disco: Brat. O sea, ¡ni disimulamos! Charli XCX, la reina autoproclamada del caos, nos da un disco que es el equivalente musical a un berrinche en el Zara: fuerte, ruidoso, pero completamente vacío. “Talk Talk”? Sí, mucho hablar, pero lo único que escucho son beats reciclados que parecen haber sido mezclados en un Nokia de hace 15 años.

Y no nos olvidemos de las letras. “It’s okay to admit that you’re jealous of me”. ¿Perdona? Si tuviera envidia sería de alguien con un poco más de sustancia, no de quien ha pasado más tiempo mirando tutoriales de cómo ser cool en YouTube que escribiendo algo remotamente interesante. A mitad del disco, te das cuenta de que la única razón por la que estás escuchando esto es porque quieres saber hasta dónde puede llegar la tomadura de pelo.

Ah, y qué decir de su aura de “bad bitch” que supuestamente domina la pista de baile. Brat es como cuando alguien en una fiesta se cree el centro de atención, pero en realidad todos están ocupados hablando de otra cosa más interesante, como, no sé, la pared. Charli XCX quiere ser la estrella del show, pero parece más como si fuera la que hace sombra a los verdaderos iconos.

Así que, Charli, gracias por Brat, un álbum que suena como el soundtrack de un videojuego de carreras de hace dos décadas y nos recuerda que no, no siempre está bien ser la más chula del club.