Andrew Bird se ha metido de lleno en el jazz con Sunday Morning Put-On, y contra todo pronóstico, ha logrado que un disco de versiones clásicas sea… bueno, sorprendentemente encantador. Es como si hubiera decidido pasar de querer impresionar a los críticos y simplemente relajarse con su violín en mano y una taza de té al lado, mientras nos demuestra que, sí, puede hacer jazz, y además hacerlo bien.
Este álbum es el equivalente a ese amigo que se viste de manera impecable sin esfuerzo aparente, pero nunca te hace sentir mal por no estar a su nivel. Bird agarra esos clásicos del Great American Songbook y los interpreta con la sutileza de quien sabe que no tiene nada que… More