by El Buen Hijo
El viernes y los cinco temitas
Desde que comenzó el curso escolarlaboral 2024-2025, he tomado una pequeña costumbre en mis 15 minutos de los viernes. Una tontería sin ningún tipo de magia —como todos los rituales—, pero que funciona para dar la bienvenida al fin de semana de manera particular. Consiste en escuchar el EP “Los cinco temitas de El Buen Hijo”, una pequeña colección de canciones pop inocentes, naïf e incluso cursis que consiguen sacarme una pequeña sonrisa antes de aventurarme hacia el fin de semana.
Y es que, aunque sea viernes por la tarde, también tengo mi rutina de quehaceres: volver a Riba, comer con mi padre y mi hermano, estar un rato con mi primo, hacer más trabajo extra, ver a mis amigos con unas cuantas Turias de por medio… Por eso las canciones que componen el disco suponen una especie de empujón, grito de ánimo o “Vamos Rafa” personal.
Hubo un flechazo letal en la feria medieval
Lo esquivé sin querer
Observando cómo
Se emborrachaba un juglar
En la barra de un bar…
¡qué afortunado soy!
Las delicadas líneas que preceden el tiro que da inicio al disquito son como el tiempo añadido de un partido de fútbol que sabes que ya tienes controlado: los centrocampistas mueven el balón, el extremo se sitúa cerca del córner y empieza a jugar con los laterales esperando la ovación del público del estadio. Luego viene la parte en la que empiezo a revisar los correos electrónicos y la lista de tareas para plantearme el lunes, que corresponde a la nostalgia por un futuro en Pekín, donde también se enumeran planes a realizar con personas queridas en la capital china.
La luz que atraviesa “El estudiante de biología” la suelo aprovechar para ver el estado del tráfico y planear cuál es la ruta más eficaz, ya que me suele molestar ver medio Google Maps pintado de color rojo. Ese toque tan “Belle and Sebastian” se alarga una vez aparece “María García Sala”, que me sirve para abrir el Signal y avisar a mi hermano y mi padre de que saldré en nada y que quedamos en el bar en unos 40 minutos; así ellos pueden ir haciendo camino.
Demasiado tiempo
Dedicado a la melancolía
Su anatomía inunda esta ciudad.
Finalmente llega mi preferida de todas, El hombre del tiempo, que simplemente escucho. Disfruto de esos 2 minutos y 44 segundos que siento míos y de nadie más. Puede que la semana haya sido una mierda, pero me quedo con ese puntito de melancolía optimista.
Y me voy a casa.
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